Es una danza moderna estadounidense que tiene sus raíces en los folclores orientales. En la década de los 70, surge en San Francisco un grupo llamado Bal-Anat (dirigido por Jamila Salimpur) compuesto por músicos y bailarines, que se inspiraba principalmente en los folclores egipcios. La idea principal no era hacer folclore puro, sino recrear una atmósfera y una imagen que remitiese a oriente.

A raíz de esta formación, algunos de sus componentes empiezan a crear otras compañías y a extender dicho estilo. Más adelante, hacia finales de los años 80, Carolena Nericcio crea la compañía Fat Chance Belly Dance, surgiendo así lo que hoy conocemos como American Tribal Style (ATS), un estilo codificado que se improvisa (siempre en grupo siguiendo, ciertos patrones y a través de señas) y que pretende hacer una gran diferenciación estética con la danza oriental.

Jill Parker, una de las integrantes de este grupo, será la creadora de la Fusión Tribal, abriendo esta danza a otras músicas que se alejan del folclore y mezclando los pasos que integran el ATS con otro tipo de danzas modernas occidentales. Poco a poco, dicho estilo coge independencia y va creando un nuevo lenguaje, tanto de movimientos como estético. Vuelve la figura de la bailarina solista, y cada una irá incorporando recursos propios, apareciendo así muchos subestilos dentro de la fusión (urbano, gótico, cabaret, contemporáneo…). Bailarinas como Rachel Brice, Zoe Jackes, Mardi Love o Mira Betz difundirán la fusión tribal por el resto del mundo hasta nuestros días.

Al ser una danza tan joven, es un estilo que sigue en evolución y creación. Intentando mantener unos cánones básicos que den coherencia formal, se siguen investigando formas de fusión y ampliación del lenguaje. A día de hoy encontramos a muchas bailarinas (Tjarda, Violet Scrap, Samantha Emanuel, Idhún, Alícia López o Piny Orchidaceae junto a su compañía) que trabajan para conseguir que esta danza se haga cada vez más conocida y más grande.